Cuando estaba en el MIT me gustaba mucho tomarle el pelo a la gente. Un día, en la clase de dibujo técnico, un guasón cogió una plantilla de curvas (que es un instrumento de plástico para dibujar curvas lisas, lleno de volutas, y de aspecto más bien curioso), y dijo: «Me pregunto si las curvas de este chisme obedecerán a alguna fórmula matemática especial». Pensé un momento, y dije: «Desde luego que sí. Se trata de curvas muy especiales. Permitidque os lo demuestre». Cogí entonces mi plantilla de curvas, y comencé a hacerla rodar lentamente sobre la mesa. «La plantilla de curvas está construida de tal modo que, la gires como la gires, en el punto más bajo de cada curva la tangente es horizontal». Entonces todos los de la clase se pusieron a sostener sus plantillas en diferentes posiciones, y a colocar el lápiz adosado a ella en la posición más baja, descubriendo, qué duda cabe, que la tangente es horizontal. Todos estaban muy excitados por este «descubrimiento», a pesar de que todos ha